Numerosos países reclaman el origen de este dulce tan consumido durante las fiestas navideñas. Os contamos las versiones y los datos más documentados sobre su origen.
Origen del mazapán
La primera cita sobre un postre a base de almendra y miel se remonta a Grecia, pero es en la época cristiana cuando comienza la tradición de tomarlo en Pascua, y recibe el nombre de “panis martius” (pan de marzo).
En el libro “Las Mil y Una Noches” se habla y se alaba este dulce, que ayuda a sobrellevar el ayuno del Ramadán.
En cuanto al origen toledano, se data su aparición alrededor del año 850. Durante el reinado de Alfonso VII (año 1150) se cita como “Postre Regio” por los cronistas de la época. Se cree que lo inventaron unas monjas del convento de San Clemente tras la hambruna provocada por la batalla de Las Navas de Tolosa. No había trigo en la ciudad… ¡pero estaban bien servidos de almendras y azúcar!
Sin embargo, hay otra teoría, de origen italiano. Se cree que lo inventaron las monjas del convento Eloisa Martorana de Sicilia. Estas monjas, de origen griego, elaboraban una masa de azúcar y almendra a la que daban forma de pequeños animales, frutas o flores, y que pintaban con vino. Se hizo tan famoso y les daba tanto trabajo, que llegó a prohibirse en el año 1575, para que no se distrajesen de sus labores religiosas, pero ellas siempre encontraron la forma de seguir produciéndolos.
El mazapán en la actualidad
Actualmente cuenta con su propia Denominación de Origen y es muy famoso en Toledo. Según la regulación, “la almendra es el principal ingrediente del Mazapán de Toledo, en cuya composición tienen que intervenir de forma mayoritaria o como mínimo en una proporción de 1:1, esto es debe representar el 50% del peso total. Las almendras utilizadas deben ser almendras de variedades dulces, repeladas y con un contenido mínimo de materia grasa del 50%.”
También el sur y en el este de la Península se produce en buenas cantidades, y también otros países como Alemania se dedican a producirlo y mantener la tradición.
Hacer mazapán en casa
La receta es sencilla y se puede hacer con niños, a los que les encantará darle forma a la masa y ponerse creativos 🙂
Necesitamos: 1 huevo, 200g. de azúcar glass y 200g. de almendras molidas.
Proceso: separamos la yema de la clara. Mezclamos muy bien la clara con las almendras y el azúcar, hasta obtener una pasta.
Separamos porciones de unos 15 g, y hacemos bolitas. Con cada bolita haremos la figura que queramos. Pueden ser flores, animales, frutas, caras sonrientes, caracolas…
Una vez hechas, las pintamos con la yema del huevo y se horneamos a 200ºC hasta que se doren ligeramente, con cuidado de no quemarlos.
Dejar enfriar… ¡y a disfrutar!
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