No sólo se puede, si no que se debe (mientras que no se tengan alergias), ya que es beneficioso para la madre y para el bebé. Ya sabemos que los frutos secos son una fuente de nutrientes esenciales: proteínas, minerales, vitaminas, antioxidantes, fibra, ácidos grasos insaturados… ¿En qué beneficia esto durante el embarazo?
Beneficios
- En este campo hay novedades: tomar frutos secos durante este período se asocia con un mejor desarrollo neurológico del bebé. Según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (realizado con más de 2200 madres y sus hijos), si se toman durante el primer trimestre de gestación, el bebé tendrá mejor función cognitiva, mejor memoria de trabajo y capacidad de atención. Esto se debe al omega-3, omega-6 y al ácido fólico.
- En general, los frutos secos ayudan a bajar los niveles de colesterol LDL, disminuye la coagulación de la sangre y bajan los triglicéridos. Es por ello que se reducen los problemas cardiovasculares y el riesgo de diabetes, lo que es especialmente importante durante el embarazo.
- El magnesio (y el omega-3) puede favorecer el sueño y baja el cortisol y los niveles de ansiedad.
- Su gran aporte de fibra puede contrarrestar el estreñimiento que se puede presentar.
- Su alto contenido en vitamina B6 es un gran aliado contra las náuseas del embarazo.
- También pueden ayudar contra la acidez, que es muy común en este período.
¿Cuánto tomar?
No hay diferencias con la cantidad recomendada aunque no se esté embarazada: 30 gramos, un puñadito. Eso sí, hay que fijarse en el etiquetado y procurar tomarlos sin sal y azúcares añadidos.
Este estudio recomienda sobre todo tomar nueces, almendras, anacardos, pistachos y avellanas.
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